Primero: CULTURA

Debo tener una cultura general que me permita analizar y valorar los hechos y las cosas del pasado, en espacio-tiempo, con una vasta visión, con alta sensibilidad y con la mayor capacidad posible de observación. Debo tener una mayor preparación orientada hacia la pasión intelectual constante y creciente, para obtener una mejor preparación profesional. Debo para ello cultivarme e ilustrarme, entregarme de tiempo completo al estudio para investigar, enseñar, educar y difundir los conocimientos, mediante una constancia bien escrita de los hechos históricos de mi pueblo.

Segundo: CONOCIMIENTO

Debo conocer a ciencia cierta los sucesos importantes del devenir del municipio, porque los hechos con todas sus facetas e implicaciones los de ayer y los de hoy, constituyen el “qué” materia de los trabajos del Cronista. Este conocimiento debo obtenerlo y tenerlo de manera personal y directa. Los debo ver, oír, leer, o vivir porque es menos perfecto el conocimiento indirecto. No debo escribir sobre lo que no me conste y menos por inferencias, suposiciones o presunciones.

Tercero : BUENA ESCRITURA

Para escribir bien La Crónica, debo tener más que nociones de literatura y redacción con todas sus reglas y escribir con propiedad, congruencia, palabras adecuadas, adjetivos precisos, orden gramatical, sentido lógico, ortografía y muy amplio vocabulario. Debo tener o adquirir aptitudes y destrezas para escribir correctamente La Crónica a mi cargo, de manera artística, mediante textos concisos, precisos y bellos.

Cuarto: DESINTERÉS

Debo desarrollar mi trabajo por encima de cualquier interés personal mezquino y ambiciones políticas o lucrativas, porque mi trabajo es de servicio y no de privilegios. Solo desinteresadamente podré divulgar los valores y las bellezas del terruño y también podré salir en su defensa cuantas veces se haga necesario, ejerciendo con entereza la crítica social que haga falta para corregir las inercias y enderezar los caminos torcidos de la vida pública del municipio haciéndolo con autoridad moral y justicia.

Quinto: RESPONSABILIDAD

Debo, como Fedatario del acontecer histórico del municipio, cumplir con esa responsabilidad celosamente y como cuestión de honor, tomando en cuenta que mis narraciones servirán de fuente y prueba de información a las futuras generaciones, que darán por cierto lo que afirme en mi Crónica. Lo que hoy escribo será mañana un valioso documento histórico. De ahí que mi trabajo implica no únicamente suma dedicación, disciplina, tenacidad, audacia, sacrificios, desvelos sino también y por sobre todo, profunda devoción por LA VERDAD. Debo ser un hombre vertical y serio, para que mi Crónica sea digna de respeto y credibilidad. Como Cronista responsable he de ser, no parecer, lo que como tal soy. Debo ser, no parecer y hacer bien lo que debo hacer.

Sexto: INDEPENDENCIA

Porque el sometimiento, el vasallaje y la dependencia a los caprichos o a las conveniencias de la autoridad es la negación del trabajo y la dignidad del Cronista, debo gozar de total independencia, para poseer plena libertad de pensar, hablar, opinar, criticar o disentir. Porque estas son exigencias de racionalidad naturales e imprescindibles en el oficio del Cronista. Debo apreciar como uno de los más grandes valores de mi profesión, poder pensar lo que quiero y decir lo que pienso en la forma que mejor me plazca, sin miedos ni temores como el objetivo de mi mayor deber.

Séptimo: IMPARCIALIDAD

Siendo la imparcialidad la manera subjetiva de juzgar los sucesos, debo ver, interpretar y divulgar los hechos históricos en su verdadera dimensión, para bien o para mal, porque mi imparcialidad se encuentra vinculada con la justicia y la buena fe. La justicia me exige atribuir a cada persona o hecho, lo que le corresponde y nada más. Debo actuar con sana intención con rectitud de conciencia o de criterio; sin malicia ni engaño de modo sereno y justo sin modificar o tergiversar los acontecimientos o sus causas.

Octavo: VERACIDAD

Siendo la verdad el alma de historia, debo por sobre todo, ajustarme y respetar LA VERDAD como primer precepto y deber moral de todo Cronista. Porque decir la verdad es cumplir con una ley ética universalmente válida y con un imperativo de la conciencia moral del hombre. Debo rendir culto a la verdad diciendo las cosas como son y no, como no son. La falsa narrativa no es historia. Debo estar comprometido permanentemente con la verdad histórica de mi Patria Chica.

Noveno: OBJETIVIDAD

Debo relatar los hechos tal como fueron, con la serenidad y la sinceridad de quien no pretende obtener con ello algún beneficio personal o dañar a nadie. Situándome más allá de las preferencias o compromisos, resentimientos, banderas ideológicas o clasistas; porque la objetividad es fórmula que me permite distinguiré lo verdadero de lo falso. Este principio me impone el deber moral de exaltar y aplaudir las acciones ejemplares.

Décimo: ESTILO

Debo hacer una crónica: literaria, amable útil y bella con atributos de espontaneidad, amenidad, elegancia y originalidad para describir las personas, costumbres, fiestas y tradiciones de mi pueblo; y además de contar la historia envolviéndola en un manto de poesía. Debo construir mi Crónica con donosura, con fervor a la palabra como corresponde a toda obra de arte escrita con la pluma y con el corazón. Debo pensar en todos mis lectores de ahora y del futuro, que de antemano me habrán de leer con curiosidad, interés, admiración y respeto. Debo entregarles lo mejor de mí mismo.-
Alberto Gloria Zavala.- 24 de febrero del 2009.